Durante el mediodía, con la rotación de la guardia regular, Toshin había tomado su posición frente a la puerta. Bajo él, Gyoten brillaba con el reflejo del sol emitiendo una calurosa luz. Incluso a esa altura no existía brisa alguna que mitigara el calor, Toshin sentía estar en un sauna.

Las nubes comenzaron a cubrir los cielos sobre su cabeza. Se aproximaban desde el este, deslizándose bajo el Mar de las Nubes como si se arrastraran por su base. Toshin escuchó el distante estallido de un trueno. Una espesa niebla cubrió todo a su alrededor. El fuerte avance de las nubes parecía empujar las Puertas Prohibidas, mientras bloqueaba la luz solar.

Una suave lluvia llegó hasta el sitio donde él se encontraba. Toshin observó como la terraza donde se encontraba se ponía gris por la humedad. Junto con el frío, una brisa húmeda avanzaba en su dirección.

Toshin suspiró indiferente. "¡Parece que llueve!" dijo a Gaishi que se encontraba próximo a él.

"Sí". Gaishi respiró profundamente, exponiendo sus blancos dientes. "Por lo menos hará el clima más fácil de sobrellevar". "La armadura se vuelve sofocante con este calor". Agregó con una amplia sonrisa.

Gaishi era el sargento a cargo de la escuadra de cinco hombres asignada a la puerta. Al ser el sargento él era el más experimentado de la guardia y el hombre con quien acudir en caso de un problema. Sin embargo, Gaishi no tenía aires de superioridad ni abusaba de su autoridad. Si bien había una distancia propia del rango, él era un sujeto cordial que ordenaba sin ser arbitrario. Como Toshin era un novato, él no sabía si todos los sargentos eran así o si esa era la personalidad propia de Gaishi.

Toshin se unió al ejército un año después que la nueva reina fue coronada. Luego de un año de entrenamiento recibió su asignación y sirvió a su país como guardia de la puerta durante medio año. Él no había servido en asignación bajo ningún otro sargento a excepción de Gaishi.

Un pelotón de veinticinco soldados custodiaba las Puertas Prohibidas. Cada pelotón consistía de cinco escuadras. Los otros sargentos y el capitán a cargo del pelotón eran tan cordiales como Gaishi. Pero según los rumores que Toshin había escuchado, en otros pelotones las cosas no eran así.