"La Provincia de Ei es muy caliente, Baku tiene mejor clima". "¿Es usted de la Provincia de Baku, sargento?" Preguntó Toshin. Gaishi asintió con su cabeza. "Nacido y criado". "Yo servía en la Guardia Provincial de Baku antes que la reina ascendiera al trono". "¡Cielos!" exclamó Toshin con admiración. Él era consciente de la especial distinción recibida por los soldados de la Provincia de Baku. De hecho, la cabeza de la guardia de las Puertas Prohibidas y General del Ejército había sido elegido por su liderazgo de la Guardia Provincial de Baku. "¿Conoce usted al General Sei?" Dijo Toshin con intensión de iniciar una charla. Una silueta oscura emergió repentinamente desde la cortina de lluvia, más allá de la terraza. Toshin apenas tuvo tiempo de dar la voz de alerta cuando la figura avanzaba sobre la terraza. Desplomándose a escasa distancia de las Puertas Prohibidas. "¡Qué diablos sucede!" dijo Gaishi con voz tensa. La bestia logró batir sus alas dos o tres veces antes de caer convulsionada. Una figura humana se dejó caer desde el lomo del animal. Gaishi tomó su lanza. Toshin lo siguió y ambos se apartaron de la ubicación donde custodiaban. Sólo la Reina, el Saiho, funcionarios o personas autorizadas podían atravesar las Puertas Prohibidas. El kijyu que había caído ante ellos, no pertenecía a ninguna persona autorizada. La entrada que conduce al corazón del palacio, no es un lugar donde las personas sin autorización de cruce suelen acercarse, independientemente de las circunstancias. Al igual que Toshin, el resto de sus compañeros de guardia, corrieron hacia la bestia preparados para una batalla. Toshin sentía un vacío en su estómago producido por la ansiedad, mientras corría hacia lo que podría ser una trampa. Una falange de soldados, que salió de las barracas ubicadas al otro lado de las Puertas Prohibidas, los alcanzó. Irguiendo sus lanzas, formaron un muro defensivo que rodeó a la bestia de montar y su jinete. Finalmente Toshin pudo ver de cerca lo sucedido y sus ojos se abrieron asombrados. |